Un verdadero descubrimiento.
EUI: Sabemos que son muchos los seguidores y seguidoras que esperaban tus palabras.
Para comenzar quisiéramos conocer más a Christian, por ejemplo ¿de dónde vienes?, ¿tu infancia y juventud?, ¿tus aficiones?, en general aspectos personales que puedas contarnos.
C.G.: Bueno, yo nací en Cerro Navia en una casa llena de mujeres, mi madre me dio a luz con apenas 17 años y viví entre Cerro Navia y Quinta Normal hasta los 20 cuando con ella y mis hermanos nos cambiamos a Maipú. En mi infancia mi abuela tenía una ferretería, así que me crié en ese mundo siempre aprendiendo a arreglar cosas e inventándome juguetes con los “tesoros” que se vendían en el negocio. Una vez casi quemé la casa cuando descubrí que el diluyente también prendía dentro del agua, era un niño curioso.
Me fue bien en el colegio hasta que empecé a estudiar guitarra a los 15 años, de ahí mi vida se transformó y comencé a descubrir el mundo y sus maravillas, la mayoría de las veces escapándome de clases y haciendo “cimarras productivas” a la biblioteca de la Quinta Normal a distintos museos, a la plaza de armas, siempre con la guitarra debajo del brazo y siempre leyendo algo que me llenara el alma… yo creo que tenía una visión muy reducida del mundo y quería saber del lugar donde vivía, pero la verdad en esa época solo lo veía como una manera de evadirme de la educación que me querían dar (en ese tiempo estaba en el Instituto Nacional) y que no compatibilizaba con los sueños que tenía de ser músico.
En mi adolescencia solo tenía 3 amigos y con ellos formamos nuestros primeros rupos y sobre todo jugábamos a la pelota en la calle con los vecinos. A veces se hacían unos partidos increíbles de cómo 30 por lado donde cabían todos, los de mi edad, los adultos, los viejos y hasta los cabros chicos hacían unas sub pichangas en cada arco que suspendían cada vez que se acercaban la pelota y los jugadores “titulares”, los partidos eran a morir, sin reloj, o hasta que uno se sacaba la cresta y quedaba todo raspado y algunas veces simplemente terminaban cuando se caía la pelota a la casa de algún vecino de esos que no la devuelven, era una maravilla, yo lo pasaba muy bien en esos años.
Bueno, esta cofradía de los 4 amigos duró hasta que tres de nosotros entramos a estudiar música en la Católica el cuarto, “el Davicho”, ahora es camarógrafo del 13. Bueno, demás está decir que éramos una especie de provincianos tímidos en una universidad tremendamente exigente como la Católica, ni siquiera conocíamos minas!!! en mi caso simplemente me aterraban. Ahí y en esas circunstancias conocí a Daniel y comenzó el torbellino de cosas que me llevaron a ver y ser lo que soy ahora como músico y como persona.
EUI: Quizás la pregunta suene obvia o algo "liviana" pero resulta interesante conocer la impresión de uno de los Intis a quienes los jóvenes seguidores más reconocen, en el contexto de la responsabilidad que implica este reconocimiento, ¿qué sensación te produce? ¿cómo se administra esta popularidad siendo además coherente con la imagen que el grupo proyecta en términos sociales y políticos?.
C.G.: Uy!!! no sé si sea uno de los más reconocidos, soy el más flaco quizás, pero el reconocimiento que da el público del Inti generalmente es bastante bonito, salvo algunos mutantes a los que se les pasa la mano y comienzan a inventar historias en las cuales nunca participaste.
De los casos que más me han marcado es uno de una señora que después de un concierto en el ex teatro Providencia me dijo que quería darme un abrazo porque su hijo era igualito a mi y que en los conciertos del inti encontraban el único punto de unión entre los dos ya que les encantaba la música del grupo, en fin, pasa que el niño hacía unos meses había muerto y su madre seguía cumpliendo con el ritual sagrado de ir a los conciertos para sentir que él todavía estaba aplaudiendo junto a ella en la butaca del lado, se me cayeron las lágrimas, pero desde ese día ví con otros ojos lo que significaba tocar acá. Hubo después también otros casos, como algunos niños(as) que me decían que ahora estudiaban flauta porque me habían visto tocar y ahora querían ser músicos.
En el aspecto político, me marcó mucho cuando fuimos a tocar a Turquía donde los Kurdos, ahí en la frontera con Irak después de que había pasado la guerra por esos lados y los hombres se encontraban escondidos en cavernas esperando la orden de volver a pelear. En ese lugar supe que todo tenía sentido y lo que estábamos haciendo era lo que debíamos hacer, tengo recuerdos muy bellos de eso pero a la vez muy crudos. Yo no concuerdo para nada con eso de levantar el puño ni de ponerme una polerita del Ché, la verdad siempre soy muy crítico con la gente que lo hace sin sentido ni razón, pero en aquella oportunidad me sentí por primera vez un músico o artista, como quieran llamarlo, que tenía una función en el mundo, con la gente, con la política, con el arte.
Acá también me han pasado cosas que han remecido mi vida, pero la verdad es que creo que la responsabilidad y la coherencia política uno la va adquiriendo a medida que va pasando por este tipo de situaciones y se va dando cuenta de lo importante que es eso, yo no sé si seré en este momento tan coherente políticamente hablando, lo que si sé es que el paso por el inti me ha hecho entender un poco más lo maravilloso que es el ser humano y de pasadita de hacerme más humano yo.
Una vez leí una entrevista a Carlinhos Brown donde le hacían una pregunta similar a esta, sobre las responsabilidades y la importancia de un músico en lo social, etc. y él respondió algo que representa totalmente lo que yo también pienso, dijo: “Como yo hago canciones un zapatero hace zapatos y los dos trabajos hechos con pasión y responsabilidad tienen la misma importancia dentro de la sociedad”. Y bueno nosotros como músicos también somos obreros en cierto modo.
EUI: Christian, cuéntanos cómo y cuando nace tu gusto por la música y en particular, ¿algo especial te motivó? ¿influencias familiares? ¿tu elección del instrumento?.
C.G.: Mira, como a los 5 años, mientras mi mamá estudiaba pedagogía en la Técnica, yo comencé a ver como ella batallaba con algunos instrumentos que le exigían estudiar en la universidad sacando algunas melodías sencillas que debía rendir en algún examen, bueno, el caso es que mientras ella trataba yo la miraba y me las aprendía y apenas mi madre dejaba el instrumento yo lo tomaba y tocaba inmediatamente lo que ella estaba estudiando. Yo creo que ahí di los primeros indicios de que tenía aptitudes para esto, pero la música me comenzó a interesar cuando un amigo me grabó una cassette de los intis y escuché una música que nunca antes había escuchado y que me abría un mundo nuevo por conocer. Después estudié e hice grupos que me llevaron a ver la música como algo fundamental en mi vida, me apasionaba tanto tocar!!!… a veces echo de menos esa pasión de la adolescencia por la música, me imagino que es como cuando uno se enamora por primera vez y no vuelves a sentir esa inocencia donde cada en cosa que haces se te va la vida… después te pones un poco más concreto y te sigues apasionando siempre pero de una manera diferente, quizás un poco más madura o con una visión diferente de el arte, de las cosas, de la gente y de ti mismo.
En fin, mientras estudiaba flauta en la universidad, a la vez iba aprendiendo que la música también era una disciplina y por eso es algo que te debes tomar muy en serio si quieres hacer algo con ella, yo en esa época llegaba a estudiar hasta 10 hora en un día, lo que también te obliga a tomar opciones y yo opté en algún momento que no quería estudiar esa cantidad de horas y terminar tocando en una orquesta, no desmerezco eso tampoco pero no era para mi. Yo sentía una ligazón profunda con la música popular, la música que hablaba de las cosas que le pasaban a la gente común y que también se movía en un espectro cultural y armónico diferente, sobre todo en ese tiempo me interesó de sobremanera la canción, el texto y la función de éste también en lo social y lo artístico. Escuchaba principalmente a Serrat, pero también descubrí a Silvio, al Pato Manns, a Pedro Guerra, al maestro Chico Buarque, etcétera y sentí como con una frase o un verso estos tipos te podían mover el piso y sobre todo cambiar la manera de ver tu propia vida y la de los demás. Ahí también comencé a escribir, pero siempre como un ejercicio muy íntimo que hasta hoy practico, siempre aspirando a hacerlo bien pero también siempre un poco temeroso de lo que opinen mis amigos.
Lo que me preguntas del instrumento es otra historia en la que me podría alargar mucho, pero no quiero parecerme al abuelo Simpson con tanto bla bla, así que solo te voy a decir que fue un bello accidente el que después de trabajar haciendo completos un año, no me alcanzaran los ahorros para comprar un saxo y de picado agarré lo primero que estaba al alcance de mi presupuesto en la tienda, que fue una flauta, de ahí en adelante nos enamoramos. Así es el amor a veces no???
EUI: En entrevistas anteriores, Daniel y Manuel nos han contado como y bajo que circunstancias llegaron a Inti Illimani, ¿nos puedes contar como fue en tu caso? ¿hubo alguien que te contactara?.
C.G.: A mi me recomendó Daniel el año 98 respaldado también por Marcelo para reemplazar al Jorge Ball que tenía una hernia en la columna y a Pedro Villagra que se estaba retirando del grupo, pero solo por una gira por EEUU y Canadá, ahí viajé con ellos. Luego después de unos años me llamaron para integrarme definitivamente cuando se retiró por segunda vez el José Séves, en ese tiempo yo tocaba con “mi abuelo” Patricio Manns así que no fue una decisión fácil ya que mi lazo afectivo con él y Alejandra su mujer era fortísimo, creo que fue duro en cierto modo para mi pero tenía que optar nuevamente y lo hice creo correctamente.
EUI: A partir de la pregunta anterior, ¿qué grado de conocimiento tenías de la música e historia del Inti? ¿como describirías tu relación con la música del grupo hasta antes de tu ingreso?.
C.G.: Yo conocía perfectamente todo el repertorio del inti y además conocía a la pata la historia del grupo. No hay que olvidar que en el 95 cuando conocí a Daniel, formamos un grupo con el fin de juntar plata e irnos de vacaciones donde tocábamos solo temas del inti, con ellos trabajamos un tiempo en el metro Los Leones. Lo más notable de ese grupo era que en el primer ensayo sacamos como 22 temas y sonaban al tiro ya que cada uno de nosotros era en cierto modo una enciclopedia del inti y sabía perfectamente lo que había que hacer, el como y el cuando. Esa fue nuestra primera aventura junto a Daniel, en ese tiempo éramos igual de chalados que ahora pero mucho más irresponsables, así que juntamos plata y nos fuimos a probar suerte en distintas ciudades, tocando donde fuera siempre sin un peso en los bolsillos, pero con unas ganas locas de comernos el mundo que creo fue lo que nos llevó a seguir adelante por todo esto.
Ese grupo luego se llamó Coré por el pseudónimo de Mario Silva Ossa, quien ilustró entre otras cosas el silabario latinoamericano con el que toda nuestra generación aprendió a leer. Con el tiempo al Coré ingresó Manuel García, otro ariqueño que tomó las riendas de la composición del grupo y nos nutrió con su repertorio de canciones y sobre todo con sus notables letras. Nos hicimos una cierta fama en el ambiente universitario y luego nos topamos con los intis en el lanzamiento de un libro que ponía en partituras la obra de Víctor Jara… “Los dejamos locos” nos escucharon con la boca abierta y ahí comenzó la cercanía y la amistad principalmente entre Marcelo y nosotros.
EUI: Manuel nos señalaba que la actual sonoridad de Inti Illlimani recae fundamentalmente en un ejercicio colectivo que busca explorar sin perder la capacidad de asombro, ejercicio que ha dado muy buenos resultados. En ese contexto, ¿cómo ves la proyección del grupo y su creación musical? ¿cómo te incorporas en términos prácticos a esta exploración que nos describe Manuel?
C.G.: Manuel es la persona que va a reinventar la historia del Inti-illimani de aquí en adelante (esto es una cita de otro grupo que no terminó muy bien, pero en fin), yo no soy compositor ni tengo aires de serlo, creo que eso se da en ciertos individuos como él, que tienen la capacidad de crear las maravillas que hasta el momento nos ha mostrado, yo aporto en otras cosas, musicalmente en lo versátil que puedo llegar a ser para hacer que el organigrama funcione, ya que me puedo mover fácilmente por distintos instrumentos y eso le da más cancha a Manuel para que el espectro instrumental donde él pueda moverse al crear sea mucho más amplio. Por otra parte aporto con algunas ideas que van saliendo dentro del trabajo de ensayos, y en lo organizativo soy un monstruo, ya que soy un poco obseso y tiendo a llevar nuestros planes y proyectos siempre a buen fin, constantemente estoy inventando cosas para que esto funcione mejor.
Pronto, no te pierdas la segunda parte de la entrevista a Christian.
El Unico Inti.
Este Sábado...a llenar el Teatro Oriente, Inti-Illimani a la carta.