Meridiano
La definición que nos entrega la RAE para el adjetivo “Meridiano” señala:
1. Perteneciente o relativo a la hora del mediodía.
2. Clarísimo, luminosísimo. Luz meridiana.
Otros lo definen como inobjetable, concluyente.
No podemos dejar de reconocer que nos tienta aplicar estas definiciones al último trabajo de Inti-Illimani (el que hemos tenido el privilegio y la maravilla de conocer) que lleva por nombre “Meridiano”.
Que el nuevo disco es luminoso, claro, inobjetable y concluyente es tan cierto como poco objetivo.
Poco objetivos porque hemos reconocido que Inti-Illimani es la “banda sonora de nuestras vidas”, que Inti-Illimani se ha transformado en una especie de consuelo ante la pena, en el puño en alto cuando la lucha, en el canto cuando no hemos podido cantar, en nuestra voz cuando no hemos podido decir o no hemos sabido cómo.
Poco objetivos por que también la vida nos ha regalado los momentos precisos y preciosos que nos han permitido conocer a los Intis, saber qué opinan, qué sienten y reconocer en ellos a ciudadanos del mundo y de la vida, con quehaceres, con gustos y disgustos, con alegrías y dolores, con sostenidos y bemoles. Este conocimiento es el que nos ha llevado a declarar que los Intis son grandes músicos y mejores personas.
Pero esa falta de objetividad, nos imaginamos, es compartida por todas y todos quienes saben al Inti, quienes lo conocen y lo valoran.
Hace poco más de un año, Francesca Gagnon aparecía en el escenario del Teatro Municipal de Viña del Mar. Muchos no la conocían y algunos la identificaban como “La voz de Alegría del Cirque du Soleil”. A partir de ese momento comenzamos a conocer a Francesca como artista, como persona. Su relación con Inti-Illimani se estrechó a tal punto que fue ella quien propuso este disco y se vino a Chile a grabar. ¿El resultado? Una maravilla.
La voz predominante de Francesca en “Meridiano” en ningún caso nos desentiende de la impronta de Inti-Illimani, al contrario.
Francesca se imbuye y se empapa de esta impronta y también con la sonoridad clásica del Inti. En definitiva, Francesca se suma como se sumaron antes Paco Peña, John Williams, Peter Gabriel, Isabel Parra, Arja Saijonmaa y Holly Near, por nombrar algunas colaboraciones.
“Meridiano” es un disco de vanguardia. Manuel Meriño en la dirección musical nos pasea por ritmos que recién ahora el Inti incorpora a su repertorio.
La exigencia técnica de Cuadro de Pantomima (Chorinho).
El bossa nova de Banquette viene a reparar en parte el que nunca el Inti haya incluido en su sonoridad los ritmos de una parte importante de nuestra América morena.
Hay detalles interesantes, desde el punto de vista técnico, que al descubrirlos (por ejemplo la singular “afinación” de las zampoñas en Reve d’enfants) nos hace una vez más constatar que estamos en presencia de músicos notables, meticulosos, profesionales y amantes de su arte.
El resto, simplemente Inti-Illimani. Los coros, las voces de Juan, de Daniel, del Búho, de Jorge y Marcelo. Las cuerdas de César, de Manuel. Los vientos y la percusión de Efrén, en fin, todo lo que es Inti-Illimani se escucha y de alguna manera se saborea en este disco.
Así es “Meridiano”.
¿Y qué nos importa a los que conocemos a Inti-Illimani ser subjetivos?
Sí, es un disco inobjetable, concluyente respecto del futuro, de la apuesta de lo que nos regala un grupo que no se queda anclado en la nostalgia del pasado reviviendo como única fuente lo que alguna vez fue vanguardia.
Es concluyente respecto de lo que entendemos debe ser la música con contenido, de excelencia, que busca cada vez con mayor ahínco distinguirse no para beneficio propio, sino para beneficio de quienes son los depositarios de la creación: nosotros, sus seguidores.
Es concluyente porque es quizás el momento y la forma en que la otra definición del término “Meridiano” aplica. Esa definición que habla de la separación natural e irreductible entre dos hemisferios, entre dos perspectivas. En este caso, este “Meridiano” separa a Inti-Illimani de un anclaje que nunca quiso, lo separa, afortunadamente, de quienes quieren ver al Inti colgado en las estanterías en forma de empolvado vinilo, de quienes sólo quieren vivir de ese pasado que aunque hermoso (a veces) y fuente de experiencia, es eso, pasado. Lo separa de quienes sólo buscan abultar su ego, haciendo que manos negras intervengan en el Fondart para luego de cerrada la entrega de recursos, se abra para “ganar” los millones necesarios que le permita auto-documentarse (eso es ya enfermizo) y auto-homenajearse como el “más grande autor” (una vez más los invitamos a descubrir).
Este “Meridiano” sitúa a Inti-Illimani en el lugar que le corresponde y que no es otro que la vanguardia de la música chilena, latinoamericana y mundial como ha sido siempre.
Ese "Meridiano" es en serio, no una triquiñuela descoordinada y sin ensayo a la que para peor y sin ningún respeto por los infantes se dice que es "para niños".
Nos alegramos, nos enorgullecemos y los invitamos a escuchar este disco con una luz tenue, una copa de vino y una grata compañía.
Viajarán, volarán y confirmarán sin lugar a dudas que afortunadamente tenemos Inti-Illimani por muchos años más.
Nosotros mientras tanto, felices de una vez más hacer nuestro el “Meridiano” y situarnos en el lugar correcto: junto a Inti-Illimani, el único Inti
La definición que nos entrega la RAE para el adjetivo “Meridiano” señala:
1. Perteneciente o relativo a la hora del mediodía.
2. Clarísimo, luminosísimo. Luz meridiana.
Otros lo definen como inobjetable, concluyente.
No podemos dejar de reconocer que nos tienta aplicar estas definiciones al último trabajo de Inti-Illimani (el que hemos tenido el privilegio y la maravilla de conocer) que lleva por nombre “Meridiano”.
Que el nuevo disco es luminoso, claro, inobjetable y concluyente es tan cierto como poco objetivo.
Poco objetivos porque hemos reconocido que Inti-Illimani es la “banda sonora de nuestras vidas”, que Inti-Illimani se ha transformado en una especie de consuelo ante la pena, en el puño en alto cuando la lucha, en el canto cuando no hemos podido cantar, en nuestra voz cuando no hemos podido decir o no hemos sabido cómo.
Poco objetivos por que también la vida nos ha regalado los momentos precisos y preciosos que nos han permitido conocer a los Intis, saber qué opinan, qué sienten y reconocer en ellos a ciudadanos del mundo y de la vida, con quehaceres, con gustos y disgustos, con alegrías y dolores, con sostenidos y bemoles. Este conocimiento es el que nos ha llevado a declarar que los Intis son grandes músicos y mejores personas.
Pero esa falta de objetividad, nos imaginamos, es compartida por todas y todos quienes saben al Inti, quienes lo conocen y lo valoran.
Hace poco más de un año, Francesca Gagnon aparecía en el escenario del Teatro Municipal de Viña del Mar. Muchos no la conocían y algunos la identificaban como “La voz de Alegría del Cirque du Soleil”. A partir de ese momento comenzamos a conocer a Francesca como artista, como persona. Su relación con Inti-Illimani se estrechó a tal punto que fue ella quien propuso este disco y se vino a Chile a grabar. ¿El resultado? Una maravilla.
La voz predominante de Francesca en “Meridiano” en ningún caso nos desentiende de la impronta de Inti-Illimani, al contrario.
Francesca se imbuye y se empapa de esta impronta y también con la sonoridad clásica del Inti. En definitiva, Francesca se suma como se sumaron antes Paco Peña, John Williams, Peter Gabriel, Isabel Parra, Arja Saijonmaa y Holly Near, por nombrar algunas colaboraciones.
“Meridiano” es un disco de vanguardia. Manuel Meriño en la dirección musical nos pasea por ritmos que recién ahora el Inti incorpora a su repertorio.
La exigencia técnica de Cuadro de Pantomima (Chorinho).
El bossa nova de Banquette viene a reparar en parte el que nunca el Inti haya incluido en su sonoridad los ritmos de una parte importante de nuestra América morena.
Hay detalles interesantes, desde el punto de vista técnico, que al descubrirlos (por ejemplo la singular “afinación” de las zampoñas en Reve d’enfants) nos hace una vez más constatar que estamos en presencia de músicos notables, meticulosos, profesionales y amantes de su arte.
El resto, simplemente Inti-Illimani. Los coros, las voces de Juan, de Daniel, del Búho, de Jorge y Marcelo. Las cuerdas de César, de Manuel. Los vientos y la percusión de Efrén, en fin, todo lo que es Inti-Illimani se escucha y de alguna manera se saborea en este disco.
Así es “Meridiano”.
¿Y qué nos importa a los que conocemos a Inti-Illimani ser subjetivos?
Sí, es un disco inobjetable, concluyente respecto del futuro, de la apuesta de lo que nos regala un grupo que no se queda anclado en la nostalgia del pasado reviviendo como única fuente lo que alguna vez fue vanguardia.
Es concluyente respecto de lo que entendemos debe ser la música con contenido, de excelencia, que busca cada vez con mayor ahínco distinguirse no para beneficio propio, sino para beneficio de quienes son los depositarios de la creación: nosotros, sus seguidores.
Es concluyente porque es quizás el momento y la forma en que la otra definición del término “Meridiano” aplica. Esa definición que habla de la separación natural e irreductible entre dos hemisferios, entre dos perspectivas. En este caso, este “Meridiano” separa a Inti-Illimani de un anclaje que nunca quiso, lo separa, afortunadamente, de quienes quieren ver al Inti colgado en las estanterías en forma de empolvado vinilo, de quienes sólo quieren vivir de ese pasado que aunque hermoso (a veces) y fuente de experiencia, es eso, pasado. Lo separa de quienes sólo buscan abultar su ego, haciendo que manos negras intervengan en el Fondart para luego de cerrada la entrega de recursos, se abra para “ganar” los millones necesarios que le permita auto-documentarse (eso es ya enfermizo) y auto-homenajearse como el “más grande autor” (una vez más los invitamos a descubrir).
Este “Meridiano” sitúa a Inti-Illimani en el lugar que le corresponde y que no es otro que la vanguardia de la música chilena, latinoamericana y mundial como ha sido siempre.
Ese "Meridiano" es en serio, no una triquiñuela descoordinada y sin ensayo a la que para peor y sin ningún respeto por los infantes se dice que es "para niños".
Nos alegramos, nos enorgullecemos y los invitamos a escuchar este disco con una luz tenue, una copa de vino y una grata compañía.
Viajarán, volarán y confirmarán sin lugar a dudas que afortunadamente tenemos Inti-Illimani por muchos años más.
Nosotros mientras tanto, felices de una vez más hacer nuestro el “Meridiano” y situarnos en el lugar correcto: junto a Inti-Illimani, el único Inti
Para seguir descubriendo "Meridiano", escucha un avance acá
3 comentarios:
El disco es de Francesca más su banda, que podría ser cualquiera, no se distingue al INTI.
En la discografía de ustedes, este "Meridiano" debería aparecer como una colaboración del conjunto, no como un disco propio.
Para los que somos seguidores del Inti y que con ansias esperamos nuevos discos del conjunto, este ha sido decepcionante. Definitivamente el disco es de Francesca y no es bueno.
Rayenco (¿Claudia?) primero que todo se agradece tu participación.
Luego, respecto de tu comentario nada que objetar. Es tu "paladar", tus oidos, en definitiva tu gusto.
Tienes mucha razón al subrayar lo que ya hemos indicado. Meridiano es un disco de colaboración mútua donde predomina la voz de Francesca. Lo hemos dicho acá.
Con Meridiano el Inti no vende "humo", no dice que es para "niños" para después decir que "no hay ninguna canción de niños" o peor aún para justificar el entuerto decir "nuestra idea artística ha cambiado..." (palabras de Salinas).
No somos técnicos ni menos músicos pero eso nos da suficiente para reconocer en Meridiano el sonido "Inti" en un disco con coherencia, calor, elegancia y dulzura. Ahí está el Inti. En las zampoñas y vientos en general, en las cuerdas, en los arreglos, en las voces, en fin, al menos nuestros oidos y nuestro paladar se dio cuenta.
Para que vamos a decir una cosa por otra. Claramente escuchamos predispuestos el disco de Salinas y derechamente es malo, una "lesera", una mala broma del loro. Voces gastadas, descuadradas, sin chispa y una patética egolatría del loro que lo hace tirar el córner y correr a cabecearlo claro, sin hacer el gol. El punto es que basta con leer otros comentarios, como el tuyo, y en su mayoría coinciden con el nuestro. No andamos tan perdidos parece.
Lo mejor es comparar y así como tu lo hiciste, proponemos que lo hagan, por favor que lo hagan y comparen, eso si, con lo oidos bien abiertos.
Saludos Rayenco (¿Claudia?)
Yo sí escuché el disco completo, sin interrupciones. Hay que decir que estábamos bastante advertidos respecto de que era un disco más cargado a lo "Gagnon" que a lo clásico del Inti. Y es ahí donde radica la gracia, supongo yo, porque Inti Illimani da muestras vivas de poder renovarse, dando cuenta de una evolución saludable y responsable con la calidad mostrada en 43 años de vida artística. No soy fanático de Francesca Gagnon ni conozco demasiado su obra, pero no podría desmerecer su calidad musical. Y eso unido a lo que siempre nos ofrece Inti Illimani, será un privilegio tenerlo en nuestros oídos.
Asumo también que es una opinión personal la de Claudia, y por ende, respetable, pero al César lo que es del César: Inti Illimani puede llenar o no nuestras expectativas, pero hablar de decepción es exagerado, creo. Más decepcionado me sentiría yo de otros personajes que quieren seguir viviendo de la confusión y la desinformación. Lo musical es siempre discutible, debatible o conversable. Lo humano es intransable, y en esa vererda me quedo.
Saludos.
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