100 Canciones por Allende, a dos años

Al igual que hace 2 años, nos vuelve a reunir la esperanza.

Hoy comienza la primavera, sinónimo de flores, de luces, de alegría, de fiesta y de esperanza. Una estación del año que marca un optimista quiebre luego de un invierno gris y opaco. En la representación de esta época del año, ciertamente existe una sensación de mirar la vida con ojos soñadores y también enamorados.

Hace dos años, Inti-Illimani renovaba un compromiso de amor con su gente, con la obra del Presidente Allende y 20.000 personas, siendo mesurados en el cálculo, participaron de una fiesta que sirvió como una especie de exorcismo natural, en el lugar donde la infamia, la injusticia, la cobardía y la muerte, ensombrecieron la vida de nuestro país por 17 años.

Ese día, Inti-Illimani hizo un voto de esperanza en el futuro, sin olvidar el pasado, sin concesiones ni falsos llamados de unidad. La construcción de un Chile nuevo, no pasa por asumir sólo culpas, sino cargar con la responsabilidad de la historia. Cada una de las canciones que Inti-Illimani tocó ese día, tuvieron como telón de fondo el mismo palacio que ardió en llamas. El mismo lugar que representa al poder, pero que es erigido desde la voluntad soberana del pueblo. Ahí estuvo el Inti, con su gente, no con el poder, no con la mentira ni con la conveniencia, sin dinero de por medio, sin el representante que buscó la oportunidad y el provecho para optimizar (aún más) su beneficio.

Y como la historia y la vida son tan sabias, y los ciclos son circulares, ayer 21 de Septiembre, Inti-Illimani llevó una voz de esperanza y amistad a los 33 mineros atrapados fisícamente al interior de la mina San José, pero que han sido un testimonio de unidad en lo adverso, donde la naturaleza ha puesto a prueba el temple y tesón de nuestros queridos "viejos". Sin la parafernalia del gobierno de turno, sin el acomodo comercial, pero siempre del lado de la gente, con y para la gente, demostrando que la consecuencia no sólo es alzar el puño izquierdo o discursear desde el púlpito.

Inti-Illimani ha paseado su arte por los escenarios más respetados del mundo, pero nunca dejando de lado su esencia que es cantar a la vida, al amor y al futuro, sin renegar del pasado, sino que evocándolo y haciéndolo vivo cada día. No todos pueden decirlo. No podemos cantar a "la unidad" si no sabemos dónde están quienes todavía no aparecen, los que fueron torturados, las familias desintegradas, las mujeres solas, los hijos sin padre, esa madre de Lonquén que no tiene hijos ni esposo.... Es posible así?
No, no lo es, ni lo será nunca.

Por eso Inti-Illimani está con la gente, no con la publicidad, no con el dinero. No con el gobierno de turno, donde colaboran algunos que torturaron o hicieron vista gorda de abusos contra amigos, padres, familiares. Frente a esas contradicciones vitales es donde se demuestra la "madera" y de qué está hecho cada uno.

Inti-Illimani nunca ha dejado de estar dónde su responsabilidad y su historia lo determina.
No todos pueden decir lo mismo.