Continuando con la serie de relatos, historias y anécdotas de nuestros lectores y colaboradores, publicamos ahora una hermosa historia, con Jorge Coulón como protagonista.
El relato (traducido por Marcelo Coulón) pertenece a nuestro amigo y colaborador de El Unico Inti en Francia, Patrick Gomez.
Queremos tanto a Jorge
Roma, agosto de 1982.
Max muy cordialmente me dejó su departamento en Roma durante sus vacaciones en Ecuador.
Desde el corazón de Trastevere, descubro la Ciudad Eterna, reviviendo lejanos recuerdos del colegio y el latín que alguna vez estudié, resuena en estos momentos en mis oídos, con tonalidades diferentes.
Llamé a Jorge, el único Inti presente en la hoguera romana, para advertirle mi presencia y espontáneamente me invitó a almorzar.
En el café, la conversación se desarrolla y no podría decir ni cómo ni porqué, sobre la fantástica literatura argentina y uno de sus Maestros, Julio Cortázar.
“Leí todo de Cortázar, fue como una fiebre…” me lanza Jorge.
Leer la obra completa de Cortázar, es una hazaña que merece destacarse.
Yo había descubierto a Cortázar, algunos años antes, “Historia de cronopios y de famas”, “Queremos tanto a Glenda”, “Los premios”…. y me quedó en la memoria la imagen de un autor atípico, exigente, admirador de Edgar Allan Poe, contrario a todo “barroquismo tropical” muy de moda en esa época en Francia.
Desde el corazón de Trastevere, descubro la Ciudad Eterna, reviviendo lejanos recuerdos del colegio y el latín que alguna vez estudié, resuena en estos momentos en mis oídos, con tonalidades diferentes.
Llamé a Jorge, el único Inti presente en la hoguera romana, para advertirle mi presencia y espontáneamente me invitó a almorzar.
En el café, la conversación se desarrolla y no podría decir ni cómo ni porqué, sobre la fantástica literatura argentina y uno de sus Maestros, Julio Cortázar.
“Leí todo de Cortázar, fue como una fiebre…” me lanza Jorge.
Leer la obra completa de Cortázar, es una hazaña que merece destacarse.
Yo había descubierto a Cortázar, algunos años antes, “Historia de cronopios y de famas”, “Queremos tanto a Glenda”, “Los premios”…. y me quedó en la memoria la imagen de un autor atípico, exigente, admirador de Edgar Allan Poe, contrario a todo “barroquismo tropical” muy de moda en esa época en Francia.
Al escuchar a Jorge, me doy cuenta rápidamente de que hay más que una simple admiración en su discurso, él tejió los vínculos de una relación casi funcional con Cortázar, ¿quién es quién en este juego de espejo?
Me pregunto: ¿Estaré hablando con Jorge Cortalón o Julio Coulazar?
Debo reconocer que al salir de la casa de Jorge, el misterio no se resolvió y es más, aún sigue sin solución.
Un músico, también escritor, no puede sino apreciar a un autor apasionado por el jazz, pero el amor por su obra lo lleva a sentirse casi más cómodo en la vida de los personajes descritos por el escritor, que en la propia.
Jorge es en realidad un auténtico personaje del universo de Cortázar; distanciado, cáustico, imperceptible, el segundo grado siempre a flor de labios.
Habría podido ser el material principal de una obra de Cortázar, la vida no lo quiso así…
Quizás una obra post mortem podría reparar el perjuicio: se podría llamar, por ejemplo “Queremos tanto a Jorge”.
EDITORIAL
Un acto de desagravio es quizás también un acto tan justo como doloroso. Justo por que nos da la posibilidad de al menos intentar reparar en algo el daño infringido impune y alevosamente.
EDITORIAL
Un acto de desagravio es quizás también un acto tan justo como doloroso. Justo por que nos da la posibilidad de al menos intentar reparar en algo el daño infringido impune y alevosamente.
¿Cuántos no han querido desagraviar a los suyos alzando la voz, diciendo la verdad a los cuatro vientos?. Hoy, tenemos esa oportunidad.
Pero también es doloroso, por que es cierto, quienes hoy agravian usando todos los recursos posibles, en algún momento también fueron víctimas de agravio y hoy los olvidan como olvidan sus principios o quizás no lo olvidan por que nunca los tuvieron.
Este es nuestro acto de desagravio, nuestro homenaje a quien ha tenido la enorme culpa de ser coherente, íntegro, probo y consecuente. Este es nuestro desagravio a quien ha sido culpable de mantener un sueño vigente por más de 40 años, resistiendo y entregando el legado de manera solidaria y desinteresada a quienes si lo merecen.
Ese desinterés y su entrega, lo tienen hoy nuevamente empeñado en otro de sus proyectos más queridos, su Valparaíso.
Desde esta modesta pero irreductible tribuna decimos, "Jorge no te calles, nunca te calles".
1 comentario:
Hermosas palabras para una gran persona. Sin lugar a dudas, es Jorge quien representa toda la historia y consecuencia no sólo del Inti, sino también de sucesos y personas que marcaron nuestras vidas. Sean estas palabras y estos espacios un desagravio para él. Un abrazo, chicos, y un abrazo a Jorge.
Gracias por el espacio.
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