INTI-ILLIMANI HIZO VIBRAR A RENCA

¿Qué diferencias tienen el Estadio San Siro en Milán, o la explanada del Zócalo en el D.F Mexicano, o cualquiera de los grandes escenarios del Mundo, donde Inti-Illimani ha tocado, con las "7 canchas" en la Población Infante de Renca?.

Seguramente, la infraestructura, el paisaje, las condiciones socio-económicas de quienes habitan y pueden acceder a espectáculos masivos, de diferentes artistas. En el caso de Renca, es raro ver artistas de dicha categoría, salvo uno que otro concierto organizado por la mediática alcaldesa que dirige los destinos de dicha comuna.

Lo de Inti-Illimani en Renca fue la renovación de un compromiso que tiene 42 años de plena vigencia, y que se hace vivo en las canciones, en los rostros de la gente que busca en esas melodías, el recuerdo, el imaginario de un mundo mejor, la memoria del que ya no está, o simplemente, buscar algo con contenido, entre tanta expresión superflua que a veces nos inunda.

Los organizadores montaron un espectáculo con bandas locales, cada una con propuestas distintas, reconstruyendo un espacio cultural que la comuna extraña y añora. Junto a ello, algunas organizaciones montaron stand con productos, o promocionando sus actividades, lo que generó un marco particular de expresión de la diversidad en la creación de una conciencia organizativa y crítica, o simplemente, para dar cuenta de la gran capacidad emprendora de algunas personas, lo que representa también algo de lo que vemos en nuestro Chile cotidiano.

Inti-Illimani no es ajeno a la gente, porque siempre ha sido parte de él. Ningún asistente al espéctaculo de ayer puede siquiera insinuar que hubo distancias o frialdad. Cerca de 1000 a 1500 personas disfrutaron GRATIS (Se puede hacer cultura para la gente en esas condiciones) de un show de calidad. Quienes hemos tenido el privilegio de presenciar diferentes conciertos de Inti-Illimani en escenarios algo más "glamorosos", podemos decir responsablemente, que la entrega, el profesionalismo y la excelencia no reconocen lugares o escenarios, porque tiene que ver con un modo de trabajo, una forma de conectarse con el público y con la música, como un vehículo catalizador de emociones, de sensaciones que hablan del amor, la justicia, el hombre nuevo, el trabajo, temáticas que son contempóraneas, reales y que abordan el compromiso del hombre con su mundo.

Inti-Illimani nos regaló un pedazo de todo eso y de más. Niños, mujeres, hombres gozaron al son de las guitarras, el tiple, charango, y los músicos percibieron ese cariño que se les brinda a los amigos cuando van de visita a nuestra casa; El abrazo apretado, el beso cariñoso, la mano firme y cálida son representaciones de esa cercanía que no se compra ni se vende.

Por eso Inti-Illimani no necesita de apellido alguno. Lo que mejor representa su historia y su esencia es el apego a los valores y prinicipios que motivan su existencia, y eso no cambiará porque está a buen resguardo, porque la gente sabe distinguir el compromiso verdadero, de la trampa, la "letra chica" o escondida, el ardid, el engaño.

Por eso el Inti es uno sólo: el único Inti.

Pronto, más artículos.

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