Hace casi un año, recibíamos una información que bordeaba la incredulidad y el asombro: Inti Illimani homenajearía al Presidente Allende en un maratónico concierto a efectuarse en el marco de las celebraciones de su centenario, con la particularidad que se interpretarían 100 canciones, una por cada año de vida, en una actividad desafiante en lo musical, en lo físico, lo logístico y lo organizativo.
No recordamos en nuestra memoria una iniciativa de este tipo, donde una agrupación musical pone a disposición del público su canto y compromiso, sumado al lugar donde se realizaría la actividad: El frontis del Palacio de la Moneda, sitio emblemático por resistir el embate militar que derribó al gobierno del pueblo. De algún modo, la actuación de Inti Illimani en dicho espacio, constituiría una especie de exorcismo respecto de hechos, personas y lugares que dan origen a un Septiembre tan contradictorio, de fiestas, de dolor, de sangre, de celebración; Ese permanente contraste que es Chile.
Todavía no teníamos mucha claridad respecto del tema, cuando en nuestro espacio se comienzan a recibir visitas solicitando información, datos, coordenadas. Empezamos a ver que esto podía ser algo grande, sumado que otros actos "paralelos" que también conmemoraban al Presidente Allende, eran más restringidos, pagados, y por qué no decirlo, derechamente caros. El concierto de la Moneda sería gratuito, libre, abierto a la gente, pero por sobre todo, abierto a reconstruir la memoria y disponer de ella para construir un mejor futuro.
Llegaron correos de Chiloé, Concepción, Talca, Chillán. Se acercaba el día y nuestras visitas se incrementaron explosivamente hasta llegar el día del concierto, donde el sol quiso ser testigo de esta fiesta ciudadana.
Cómo olvidar a nuestros amigos de Turquía, Sinem y Neco, quienes viajaron especialmente desde tierras otomanas para sumarse a esta fiesta, cruzando continentes y oceános y ser partícipes de lo que algunos llamaron el "Día oficial de Inti Illimani".
Los músicos, ayudados por bebidas isotónicas, frutas, y otros líquidos aportaron con su talento que no está siquiera en discusión. Nadie con sus sentidos en orden podría discutir o rebatir la factura técnica y humana de dicha presentación. La gente también lo entendió así y era cosa de ver los comentarios, saludos y felicitaciones que se podían leer en los diarios, revistas y en la red al respecto.
Para nosotros, en este espacio y un año de las canciones, recordar este evento representa un saludable ejercicio de memoria, entender que Inti Illimani es un patrimonio de nuestro país, que no pertenece a tal o cual, que se debe a su público y que con él logra una conexión que eleva los sentidos. La música de Inti ha sido la banda sonora de muchas vidas, de momentos, lugares, personas. Su riqueza está dada por ser un concepto colectivo, por su proceso de entender que la creación no es para sí, sino que es con todos, para todos. Acá no hay protagonistas ni egos. Nadie es la "voz", nadie es el "creador". Lo del 21 de Septiembre es acaso la prueba más rotunda que la música tiene sentido y razón, cuando es el canto de todos, que es el mismo canto.
No recordamos en nuestra memoria una iniciativa de este tipo, donde una agrupación musical pone a disposición del público su canto y compromiso, sumado al lugar donde se realizaría la actividad: El frontis del Palacio de la Moneda, sitio emblemático por resistir el embate militar que derribó al gobierno del pueblo. De algún modo, la actuación de Inti Illimani en dicho espacio, constituiría una especie de exorcismo respecto de hechos, personas y lugares que dan origen a un Septiembre tan contradictorio, de fiestas, de dolor, de sangre, de celebración; Ese permanente contraste que es Chile.
Todavía no teníamos mucha claridad respecto del tema, cuando en nuestro espacio se comienzan a recibir visitas solicitando información, datos, coordenadas. Empezamos a ver que esto podía ser algo grande, sumado que otros actos "paralelos" que también conmemoraban al Presidente Allende, eran más restringidos, pagados, y por qué no decirlo, derechamente caros. El concierto de la Moneda sería gratuito, libre, abierto a la gente, pero por sobre todo, abierto a reconstruir la memoria y disponer de ella para construir un mejor futuro.
Llegaron correos de Chiloé, Concepción, Talca, Chillán. Se acercaba el día y nuestras visitas se incrementaron explosivamente hasta llegar el día del concierto, donde el sol quiso ser testigo de esta fiesta ciudadana.
Cómo olvidar a nuestros amigos de Turquía, Sinem y Neco, quienes viajaron especialmente desde tierras otomanas para sumarse a esta fiesta, cruzando continentes y oceános y ser partícipes de lo que algunos llamaron el "Día oficial de Inti Illimani".
Los músicos, ayudados por bebidas isotónicas, frutas, y otros líquidos aportaron con su talento que no está siquiera en discusión. Nadie con sus sentidos en orden podría discutir o rebatir la factura técnica y humana de dicha presentación. La gente también lo entendió así y era cosa de ver los comentarios, saludos y felicitaciones que se podían leer en los diarios, revistas y en la red al respecto.
Para nosotros, en este espacio y un año de las canciones, recordar este evento representa un saludable ejercicio de memoria, entender que Inti Illimani es un patrimonio de nuestro país, que no pertenece a tal o cual, que se debe a su público y que con él logra una conexión que eleva los sentidos. La música de Inti ha sido la banda sonora de muchas vidas, de momentos, lugares, personas. Su riqueza está dada por ser un concepto colectivo, por su proceso de entender que la creación no es para sí, sino que es con todos, para todos. Acá no hay protagonistas ni egos. Nadie es la "voz", nadie es el "creador". Lo del 21 de Septiembre es acaso la prueba más rotunda que la música tiene sentido y razón, cuando es el canto de todos, que es el mismo canto.
Queremos también compartir con ustedes, el testominio de quienes estuvieron presentes aquel día histórico de primavera. Gracias Jennifer, Carla y Andrés.
A continuación su testimonio:
Jennifer Riffo Fernández:
Cuando supe del concierto que daría Inti-Illimani en honor a Salvador Allende, no dudé ni un segundo en asistir… así que le pedí a mi madre que me acompañara, pero no le dije que serían 100 canciones, o sino no me acompañaría, jaja… la llevé un poco engañada, pero sabía que no se arrepentiría de ir.
Cuando llegamos había re pocas personas, así que nos dirigimos hacia el escenario, quedando en frente de él.
Mi padre, que nos había ido a dejar en auto y luego se iría, no pudo dejar de tentarse, así es que estacionó el auto en calle Morandé y se unió a nosotras en este fascinante concierto, a pesar de que siempre decía que jamás iría a un concierto masivo :-)
Las horas pasaban, y cada canción interpretada era un deleite para todos los que presenciábamos el show, era simplemente increíble… cada canción era un recuerdo, especialmente para mi padre, quien lloró al escuchar “Venceremos”, que había escuchando por primera vez ahí mismo en la Plaza de la Constitución hacía muchos años (obviamente antes del Golpe de Estado).
Mientras el sol, que pegaba bastante fuerte, se escondía, todos los asistentes ya nos habíamos transformado en amigos, en una sola voz; el cansancio no existía para nosotros porque la música nos dejaba muy extasiados; y eso se vio reflejado en la noche cuando cantaron “Sobre tu playa” y nosotros seguíamos saltando, gritando, cantando y bailando.
Las hermosas voces de los Inti, la presencia de Max Berrú, el envolvente sonido de los instrumentos y los gritos del pueblo hicieron que fuera un día inolvidable.
Yo creo que todos nos preguntábamos cómo Inti- Illimani aguantaba tanto bajo el imponente sol y el calor que nos rodeaba, creo que fue la fuerza de la música. Y a pesar de que, producto del calor, los instrumentos se desafinaban, aguantaron hasta el final.
Ya estaba llegando la noche y uno de los hermanos Coulon nos dijo: “Los de acá adelante no se imaginan cuanta gente hay…”. Fue ahí cuando miré hacia atrás y vi las miles de personas que había, fue muy impresionante, ahí me di cuenta de que los Inti mueven y emocionan a las masas .
Fueron 100 canciones que pasaron a la historia, que hicieron de mi vida un cambio, un antes y un después… y que además nos hicieron quedar afónicos.
Simplemente, un concierto que retomó la memoria y lo convirtió en historia…
Carla Stuardo Torres:
Tengo tantas cosas que decir, fueron tantos sentimientos que se me hace complejo aunarlos de forma breve y concisa.
Con gran felicidad debo expresar que sí estuve ahí junto a un grupo de amigos. Llegamos a eso de las 13:45 horas y nos fuimos cuando todo culminó.
Esas 100 canciones por Allende, fueron mucho más que eso: Fueron 100 canciones por el pueblo, los niños, por el pasado, por el presente, y aún más importante, por el futuro.
Soy una convencida de que los espacios públicos tienen que ser devueltos a la gente, de esta forma pueden asistir de forma libre sin que lo monetario sea un factor excluyente y éste fue un gran ejemplo de aquello.
Muchas gracias por el increíble momento que nos regalaron, gracias por la música.
De todo corazón espero que dicho momento se repita.
Andrés Maulme:
Las Fiestas Patrias del año pasado, en conjunto con mi familia, las fuimos a pasar a Rancagua, pero yo ya había avisado que el domingo me vendría a Santiago temprano, porque tenía un compromiso con la historia de este país, por lo cual hice el gran sacrificio de levantarme a las 10:00 de la madrugada (con tanta empanadita y brindis fue dificilísimo), pero tenía la convicción de que el esfuerzo valdría la pena... Y así fue: me vi todo el concierto feliz y terminé bailando con unas niñas que no conocía. Me impactó mucho ver niños pequeños, de 5 ó 6 años, que cantaban las canciones con sus papás.
Fue hermoso.
Revive aquí el concierto en imágenes y sonido. Haz click en cada enlace.
Reportaje al concierto más grande de la historia, Primera parte
Reportaje al concierto más grande de la historia, Segunda parte
Reportaje al concierto más grande de la historia, Tercera parte
Reportaje al concierto más grande de la historia, Cuarta parte
Reportaje al concierto más grande de la historia, Quinta parte
Reportaje al concierto más grande de la historia, Videos
Mensaje de Jorge Coulón a nuestros lectores
1 comentario:
Un agradecimiento grande para quienes lograron este maravilloso momento.Fue emocionante ver a tantas personas reunidas,esperando la subida al ecsenario de nuestros INTI,no existia cansancio,ni el calor,solo la esperanza de ver y oir esas maravillosas voces.Un año ha trancurrido y en mi memoria quedan esos instantes ,esos sonidos.La emocion de muchas personas que en sus rostros veias que vivieron aquellos años dolorosos y amargos.Uno era oyente conversando con personas que estuvieron exiliadas ,te cuentan que oian al inti,y vez en sus rostros una tremenda emocion,estan parados donde comenzo un dolor tremendo.Como siempre agradecerles el que sigan entregandonos momentos inolvidables,MUCHAS GRACIAS.
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