miércoles, 16 de septiembre de 2009

La eterna vida de Víctor Jara


En esos días, la celebración de las fiestas patrias podría suponer un panorama más gris, más oscuro y triste. Uno de los hijos predilectos de esta patria había partido para encantar con su vuelo y su canto a otros espacios. Pero su partida no fue en paz. No lo fue, porque nunca descansó. Su legado persistió inquieto, cuestionador, maravilloso y eterno. Se encargaron de aquello los cantores populares, el cancionero que se vendía en el quiosco, aquellas manos abiertas, labradas por trabajo y sudor, que fueron portada de un disco, y que simbolizaron el paso de una época.
Víctor Jara trasciende porque su obra habló por él. Su canto interpretó el sentir de muchos, y su poesía no conoció de fronteras, sino que cada nota era (y sigue siendo) un paso adelante.

Los músicos jóvenes que lo conocieron ahora ya son hombres adultos, quienes reconocen en Víctor Jara una referencia que no limita sólo con la música, sino que identifican un arte, un modo conceptual de entender al mundo, al hombre, la mujer, el trabajo y la tierra.

Que haya partido en Septiembre no resulta casual. Cierto es que no debió partir tan pronto, pero como otros grandes hombres de la historia, su trabajo breve y fecundo dio paso a la generosidad de la historia, que cada cuanto no sólo lo recuerda sino que lo inmortaliza y lo pone en su verdadero sitio.

No es casual que se hable tanto de Víctor Jara en el mundo, no sólo en Chile. Es interminable la lista de artistas que lo sitúan como referencia obligada de la cultura latinoamericana (y no sólo en la música). Su rostro, sus manos en la guitarra, su canto campesino son imágenes que se han grabado en la memoria colectiva como símbolos de una lucha que es inagotable, que no termina con su muerte, sino que se proyecta, aunque sus asesinos, cegados por la miopía del poder y la opresión hayan pensado lo contrario.

Hace pocas semanas, la autopsia al cuerpo de Víctor reveló que su muerte se había producido por un impacto de bala en el cráneo. La brutalidad de los verdugos no fue capaz de matar lo más preciado de Víctor Jara: Su corazón y su canto.



"El que murió por la vida dejó profunda enseñanza,
con semillas de labranza para la tierra sufrida.
Ningún corazón olvida al amigo consecuente,
contra su canto valiente no pudieron los fusiles,
y en las guitarras de Chile, Víctor Jara está presente"


(Pedro Yañez, 29 de Septiembre de 2007, Concierto 40 años de Inti-Illimani)



Un planeta llamado Víctor Jara (pincha acá)

2 comentarios:

Unknown dijo...

Buenos días, por favor, ¿me podrían informar si esta letra es de Jorge Coulon?

Muchísimas gracias,

No es cierto que los caminos
se cierran al caminante
que quien camina adelante
va inventando su destino
envejece bien el vino cultivado con esmero
y un corazòn verdadero
conserva lo màs valioso
defiende lo màs hermoso de su verso clandestino

Revista Digital "El Único Inti" dijo...

Hola María. Así es, el texto corresponde a "Ancora importante", hermosa canción junto a Daniele Silvestri, amigo de Inti-Illimani. Muchas gracias.

 
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