martes, 4 de marzo de 2008

El nombre Inti Illimani (por Pedro Yáñez) - Segunda parte

Siguieron los ensayos y las actuaciones, ahora con nuestro nombre, los ponchos y los 6 integrantes.

A los pocos días Oscar Guzmán nos dijo que se retiraría del Inti Illimani, le preguntamos el por qué y algo nos explicó que no nos convencía, intentamos que se quedara. Pero a los minutos yo comprendí que estaba muy decidido a irse, de modo que nos despedimos, con tristeza y algo de frustración.
El Inti Illimani con su estilo andino no podía quedar sin la quena.


Me fui de inmediato al local de instrumentos de E. Dávalos y elegí entre todos los pinquillos (flautas de caña con embocadura) uno que estuviera afinado en "mi", lo compré, cuando al día siguiente nos reunimos, le dije al Max: "Toma este pinquillo, ahora que no tenemos quena te corresponderá aprender y tocar los interludios instrumentales"; Max no dijo nada, tomó el pinquillo y comenzó de inmediato a buscar los sonidos, a sacar las melodías. En algunos temas fue Jorge quien tocaba ese instrumento. En realidad todos sabíamos algo de cada instrumento, a excepción de la quena que nadie le podía sacar un buen sonido, yo le había comprado una al Oscar, la practiqué dos meses y no logré tocarla.

Con la salida de Oscar Guzmán, el grupo bajó un poco su calidad, pero no el entusiasmo ni el embrujo de ser amigos y cantar felices.

En una de las visitas a Eulogio Dávalos, me contó que venía a Chile Atahualpa Yupanqui y que tendría una reunión tertulia con los artistas del género folclórico chileno, al contarme se le ocurrió la posibilidad de invitarnos. Tomó el teléfono de inmediato y llamó... y habló de "un nuevo grupo que cultiva la música incásica... es muy interesante, se llama Inti Illimani"... se despidió y me dijo: "Ya están invitados a compartir con Yupanqui", no puedo explicar lo que, para mi, significó la posibilidad de compartir con el gran maestro que admiraba profundamente.

La tertulia se haría en una casa grande de la calle Elisa Cole, 100 metros al sur de Vicuña Mackenna con Bilbao.Los primeros en cantar fuimos nosotros, el grupo estaba integrado por: Jorge, Max, Horacio, Ciro, El Piduco y yo. Interpretamos dos canciones, una solo instrumental y la otra con música y canto. Después se fueron presentando los grupos invitados: Las Voces de Yacolén, Eulogio Dávalos, Angel Parra, Los Huasos Quincheros... y al final Los De Ramón. Después de Los De Ramón, le pidieron amablemente a don Atahualpa que nos cantara. Tomó su guitarra al revés, ya que era zurdo incluyendo a la música, y tocó una zambita en guitarra traspuesta. Con el aplauso encima habló doña Clarita Solovera, famosa compositora de tonadas pintorescas, dijo: "El alazán", El alazán!!; Yupanqui no le hizo caso, afinó una cuerda y cantó una canción de las más sentidas de la pampa, aplaudimos felices, pero de nuevo salió doña Clara pidiendo: El alazán, El alazán!!!... Yupanqui la miró fijo y le dijo: "Voy a cantar El alazán, pero no porque quiera cantarlo, sino para que se calle usted". Atahualpa cantó el alazán, después una milonga y terminó cantando "El niño duerme sonriendo" un tema sobrecogedor que nos dejó muy emocionados, felices y con los ojos llenos de agua. Esa experiencia fue una de las más bellas del año 1967. Al final me acerqué a saludar a Atahualpa y le pregunté por nuestro grupo, los demás integrantes trataron de oír lo que contestaba, pero no se atrevieron a hablar con él. También saludé a Raúl de Ramón, quien nos ofreció toda su ayuda y me dio su número de teléfono. Recuerdo muy bien que el maestro de ceremonia fue Germán Becker y cuando iba a cantar Angel Parra, se me acercó el Piduco y me dijo al oído: "ojalá les cante algo de protesta a estos señores". Esa frase no era tan importante, pero es lo que me confirma que Luis Espinoza (El Piduco) estaba presente y tal vez fue su última participación con el Inti.

En ese año yo anotaba todas las actividades artísticas con sus fechas, en una libreta, pasaron tantas cosas después que finalmente la perdí. Una presentación muy pintoresca fue cuando asistimos a una cena en el Club de la Unión acá en Santiago, para cantar y comer con el grupo de "La Hermandad de la Costa", 40 marinos retirados que se juntaban a conversar de las fronteras marinas y jugaban a saludar, a antiguos camaradas, con andanadas virtuales que las anunciaban y luego golpeaban la mesa con cucharas durante 10 segundos. ¿Qué mono pintamos allí cantando canciones bolivianas? Solo sé que fuimos porque uno de esos marinos era tío de uno de los Inti.

Continuará….

1 comentario:

Felipe dijo...

Está notable el concierto que pusieron de Inti en Winnipeg. Lo estoy escuchando, gracias por compartir el material. Hace tiempo que estaba buscando un concierto más o menos reciente y con buen audio, porque los últimos arreglos hacen mucha diferencia con las primeras versiones de los temas de Inti-Illimani.

Tuve la oportunidad hoy de manifestarle mi admiración a Manuel Meriño, por haber rejuvenecido el sonido de Inti con sus arreglos.

Saludos.

 
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