Es muy probable que la noche de ayer Miércoles, quede por mucho tiempo en la memoria de todos quienes asistimos al concierto que Inti Illimani brindó en la USACH.
Los nuevos y antiguos estudiantes alegremente desparramados por los prados de la Casa Central, los académicos, las autoridades universitarias, los invitados extranjeros y locales y el siempre fiel publico del Inti, fueron testigos de la magia, de esa emoción casi inexplicable que produce el presenciar como la verdadera historia se hacía presente con una sonrisa de oreja a oreja.
En la atmósfera se podía percibir la presencia de las almas de quienes alguna vez caminaron por los mismos patios, de quienes alguna vez elevaron su voz como señal de juvenil rebeldía o simplemente para hacerlas coincidir en un canto que más tarde sería nuestro canto, el canto de todos.
Ahí estaban los fantasmas, esta vez alegres, felices de tanta algarabía, de tanta energía positiva, de eso que va más allá de la música y que se trasunta en las emocionadas palabras de Jorge Coulón, al referirse a su paso por la UTE, o en la remembranza realizada por el presentador señalando a Inti Illimani como “el grupo de la universidad”.
Es que Inti Illimani no es sólo un arreglo musical, no sólo nos regala melodías. Inti Illimani nos deja en el paladar el sabor de la sustancia, de la médula, del caldo, de lo que hace trascender y permanecer en el tiempo.
Pero vamos al concierto. “Notable”, “Sólido”, son dos de los adjetivos que podrían ajustarse de mejor manera para describir la presentación del Inti en los pastos de ciencias.
Soslayando los casi ya típicos percances de sonido en espacios abiertos, los arreglos de Manuel Meriño sonaron esta vez con mayor potencia y vitalidad. Temas revitalizados como “La Petenera” o “Simón Bolivar” (que permite apreciar en toda su magnitud la potente e inconfundible voz de Jorge Coulón) o la maravillosa interpretación a coro de “Vientos del Pueblo” (al comenzar, César Jara nos acaricia con su mansa pero firme voz) o las ya conocidas y reconocidas voces a coro y en solitario de Marcelo Coulón, Daniel Cantillana, Christian Gonzalez, Juan Flores y Efrén Viera, en las interpretaciones de “Vuelvo”, “Sambalando” o “La Malagueña” por mencionar algunas, fueron parte de un repertorio equilibrado y no exento de ritmos que invitaban a las palmas o derechamente a bailar (“Rondombe”, “Sobre tu Playa”, “Tarantella”, “La tarde se ha puesto triste”, etc).
Mención especial merece la intervención de la sección de cuerdas de la Orquesta Sinfónica de la USACH. Con más de 20 músicos en el escenario, se pudo disfrutar (con un respeto admirable por parte de la juvenil concurrencia) de los precisos y talentosos arreglos realizados para “Vino del Mar”, “Porteña” y “El arado”. Brillante.
La buena noticia es que esta fue sólo un aperitivo del proyecto que está por venir y que permitirá en algunos meses, disfrutar de Inti Illimani Sinfónico en un concierto con la toda la orquesta Sinfónica dirigida por el maestro Guillermo Riffo. Los ensayos, que se realizarían los días Martes, serán abiertos al público.
El concierto no terminó como de costumbre. La concurrencia de pie, bailando y saltando, se acercó al escenario para compartir y estar más cerca de los integrantes del Inti, cualquiera hubiese creído que se trataba de un grupo de Rock por la cantidad de gente que se manifestaba con tanta energía y alegría. Finalmente, despedida y “bis” para cerrar con “La fiesta de San Benito”.
Nos retiramos felices, emocionados, plenos.
En los pasillos de la USACH se quedaron los fantasmas, esta vez riendo, contentos por lo que habían presenciado y por estar seguros de que Inti Illimani, sin pretender adueñarse de la historia, tiene todos los elementos para continuar, de la mejor manera, construyéndola.
De eso, todos estamos seguros.
Los nuevos y antiguos estudiantes alegremente desparramados por los prados de la Casa Central, los académicos, las autoridades universitarias, los invitados extranjeros y locales y el siempre fiel publico del Inti, fueron testigos de la magia, de esa emoción casi inexplicable que produce el presenciar como la verdadera historia se hacía presente con una sonrisa de oreja a oreja.
En la atmósfera se podía percibir la presencia de las almas de quienes alguna vez caminaron por los mismos patios, de quienes alguna vez elevaron su voz como señal de juvenil rebeldía o simplemente para hacerlas coincidir en un canto que más tarde sería nuestro canto, el canto de todos.
Ahí estaban los fantasmas, esta vez alegres, felices de tanta algarabía, de tanta energía positiva, de eso que va más allá de la música y que se trasunta en las emocionadas palabras de Jorge Coulón, al referirse a su paso por la UTE, o en la remembranza realizada por el presentador señalando a Inti Illimani como “el grupo de la universidad”.
Es que Inti Illimani no es sólo un arreglo musical, no sólo nos regala melodías. Inti Illimani nos deja en el paladar el sabor de la sustancia, de la médula, del caldo, de lo que hace trascender y permanecer en el tiempo.
Pero vamos al concierto. “Notable”, “Sólido”, son dos de los adjetivos que podrían ajustarse de mejor manera para describir la presentación del Inti en los pastos de ciencias.
Soslayando los casi ya típicos percances de sonido en espacios abiertos, los arreglos de Manuel Meriño sonaron esta vez con mayor potencia y vitalidad. Temas revitalizados como “La Petenera” o “Simón Bolivar” (que permite apreciar en toda su magnitud la potente e inconfundible voz de Jorge Coulón) o la maravillosa interpretación a coro de “Vientos del Pueblo” (al comenzar, César Jara nos acaricia con su mansa pero firme voz) o las ya conocidas y reconocidas voces a coro y en solitario de Marcelo Coulón, Daniel Cantillana, Christian Gonzalez, Juan Flores y Efrén Viera, en las interpretaciones de “Vuelvo”, “Sambalando” o “La Malagueña” por mencionar algunas, fueron parte de un repertorio equilibrado y no exento de ritmos que invitaban a las palmas o derechamente a bailar (“Rondombe”, “Sobre tu Playa”, “Tarantella”, “La tarde se ha puesto triste”, etc).
Mención especial merece la intervención de la sección de cuerdas de la Orquesta Sinfónica de la USACH. Con más de 20 músicos en el escenario, se pudo disfrutar (con un respeto admirable por parte de la juvenil concurrencia) de los precisos y talentosos arreglos realizados para “Vino del Mar”, “Porteña” y “El arado”. Brillante.
La buena noticia es que esta fue sólo un aperitivo del proyecto que está por venir y que permitirá en algunos meses, disfrutar de Inti Illimani Sinfónico en un concierto con la toda la orquesta Sinfónica dirigida por el maestro Guillermo Riffo. Los ensayos, que se realizarían los días Martes, serán abiertos al público.
El concierto no terminó como de costumbre. La concurrencia de pie, bailando y saltando, se acercó al escenario para compartir y estar más cerca de los integrantes del Inti, cualquiera hubiese creído que se trataba de un grupo de Rock por la cantidad de gente que se manifestaba con tanta energía y alegría. Finalmente, despedida y “bis” para cerrar con “La fiesta de San Benito”.
Nos retiramos felices, emocionados, plenos.
En los pasillos de la USACH se quedaron los fantasmas, esta vez riendo, contentos por lo que habían presenciado y por estar seguros de que Inti Illimani, sin pretender adueñarse de la historia, tiene todos los elementos para continuar, de la mejor manera, construyéndola.
De eso, todos estamos seguros.
1 comentario:
Creo que faltan algunos buenos datos de la jornada de anoche, tanto buenos como malos. Partamos por lo malo para terminar con lo bueno. Me desagradó que haya sido exlclusivo para estudiantes de la USACH, costó bastante entrar, lo otro los atroces problemas de sonido, de hecho, se equivocaron en algunas partes por los chirridos asquerosos que sonaron algunas veces. pero ahora viene lo bueno, la alegría juvenil constatada por ejemplo en las bromas hechas con las palabras de inicio del animador y el respeto a lo demás del show. Y sin lugar a dudas, una de las mejores partes de la noche fue cuando Juan sale al escenario en la Fiesta de San Benito con el hijo de César, algo que me gustó mucho mucho, la espontaneidad y simpatía al mismo tiempo del momento. Sin dudas estamos frente al "único Inti". Saludos, ¡Nos vemos!
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